El cambio climático es un problema grave. La solución al cambio climático no está clara y hay muchas opiniones diferentes sobre lo que debemos hacer para abordarlo. Necesitamos nuevas ideas y formas de pensar sobre cómo podemos resolver este problema.
¿Cuáles son las propuestas más comunes para reducir los efectos del cambio climático?
Es posible que haya oído hablar de estas soluciones antes, o incluso que las haya probado usted mismo. Entre ellas están la reducción de las emisiones de carbono, el aumento del secuestro de carbono, el desarrollo de fuentes de energía renovables como los paneles solares y las turbinas eólicas y el desarrollo de la captura y almacenamiento de carbono (CAC).
El problema es que ninguna de estas soluciones es lo bastante eficaz o barata como para marcar la diferencia. E incluso si lo fueran, los modelos actuales predicen que, aunque las aplicáramos todas ahora mismo, no alcanzaríamos nuestro objetivo para 2030 hasta en un 70%.
¿Cuáles son realistas?
Hay varias propuestas sobre la mesa para hacer frente al cambio climático. La más conocida es la de las energías renovables, que pretenden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sustituyendo los combustibles fósiles por fuentes de energía limpias como la eólica, la solar y la geotérmica.
Además, existen otras ideas como la captura y almacenamiento de carbono (CAC), cuyo objetivo es capturar las emisiones de CO2 antes de que lleguen a la atmósfera y almacenarlas de forma segura bajo tierra o en formaciones geológicas.
Los impuestos sobre el carbono, con los que los gobiernos gravan a las empresas en función de sus emisiones de gases de efecto invernadero; y las medidas de eficiencia energética que animan tanto a empresas como a hogares a utilizar menos energía para que no acabemos consumiendo más de la que necesitamos aunque estemos produciendo menos CO2 por unidad de PIB.
¿Qué cosas poco ortodoxas podrían ayudar a largo plazo?
Es posible que hayas oído otras soluciones al cambio climático, como instalar más paneles solares o turbinas eólicas. Son poco ortodoxas, pero no nuevas. De hecho, existen desde hace décadas y hay un gran debate sobre si realmente pueden ayudar en algo.
Las ventajas más significativas de este tipo de soluciones no convencionales son que no añaden dióxido de carbono a la atmósfera y no requieren costosos cambios de infraestructura (como la fisión nuclear).
Sin embargo, algunos críticos señalan que estas opciones no son tan fiables como los combustibles fósiles tradicionales cuando se trata de satisfacer nuestra demanda energética en horas punta.
Otros advierten de los peligros potenciales de la exposición a la radiación de las centrales nucleares y los vertederos de residuos de paneles solares.
Si quieres un futuro más limpio, pero quieres más seguridad que la que ofrece una solución poco ortodoxa como la tecnología de captura de carbono, entonces considera la posibilidad de utilizar métodos más tradicionales, como la hidroelectricidad.
¿Y a corto plazo?
A corto plazo, se suele sugerir que reduzcamos las emisiones de carbono. Las propuestas más habituales para ello incluyen aumentar el uso de energías renovables, reducir el uso de combustibles fósiles y mejorar la eficiencia de los procesos industriales.
Sin embargo, estas medidas no están exentas de costes medioambientales y pueden no ser opciones realistas para muchas personas que dependen de los combustibles fósiles como fuente asequible de calor y electricidad.
La solución podría estar en técnicas no convencionales como la producción de biocarbón (que convierte la biomasa en carbón vegetal) o el secuestro de carbono mediante la forestación (plantación de árboles).
Pero incluso éstas son soluciones a largo plazo, con repercusiones inciertas en los ecosistemas de nuestro planeta: no hay garantías de que estas técnicas no se vuelvan en contra si se utilizan incorrectamente o a una escala demasiado grande.
Podemos encontrar formas de abordar el cambio climático que no se han considerado seriamente
Una solución poco ortodoxa es una idea o enfoque innovador de un problema. Es algo que no se ha visto antes.
Un ejemplo de solución poco ortodoxa: El impuesto sobre el carbono propuesto por el Green New Deal propone que los contaminadores paguen por el daño que hacen al medio ambiente, pero sus detractores dicen que sería demasiado caro para las empresas que ya están pasando apuros en esta economía.
¿Y si fuéramos un paso más allá? ¿Y si creáramos puestos de trabajo para las personas que quieren ganar dinero con sus propios paneles solares?
Piensa en cuánta más energía podrían consumir los consumidores si no tuvieran que pagar tasas extra sólo porque quieren una energía más limpia.
Estos empresarios podrían cobrar en función de la cantidad de energía que generaran con sus paneles solares en lugar de verse obligados a depender de fuentes tradicionales como las centrales eléctricas de carbón, que sólo pueden ofrecer ciertas cantidades debido a las regulaciones impuestas por agencias gubernamentales como la EPA».
El cambio climático es un problema que afectará a todos los habitantes de la Tierra. Es importante que reconozcamos que hay muchas opciones a nuestra disposición, aunque no sean las tradicionales.
Lo mejor que se puede hacer ante un problema de esta envergadura es pensar con originalidad y explorar soluciones poco ortodoxas.
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